Eduardo Mendoza

Eduardo Mendoza


Sobre el autor


(Barcelona, 1943) Novelista espaol. Tras graduarse en derecho (1966), ejerció como pasante, asesor jurídico y traductor fijo en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York, entre 1973 y 1982. Posteriormente trabajó para la misma organización en Europa, residiendo en su ciudad natal durante la mitad del ao.


Debutó en la literatura con La verdad sobre el caso Savolta (1975), novela que impresionó vivamente al ambiente literario (obtuvo el Premio de la Crítica) y que tuvo también una calurosa acogida entre el público: la verdadera protagonista era la ciudad de Barcelona, conmocionada por las tensiones revolucionarias de los aos 1917-1918, en la cual se mueve una variopinta tipología de personajes caricaturescos, presentados según los cánones de la novela policíaca que, en un habilísimo "pastiche", fagocita también esquemas estructurales y lingüísticos de otros géneros narrativos, desde los antiguos tópicos de las novelas de caballerías a los estereotipos más modernos de la literatura de consumo.


Sus personajes originales y disparatados deambulan por un escenario de contrastes, donde se entremezclan los atentados anarquistas con las lujosas fiestas de la alta burguesía catalana. El narrador se sirve del marco histórico para desplegar una elegante ironía que enfatiza el carácter tragicómico del relato. Con esta obra, Mendoza se acercó al área estética de los novísimos, rechazando una excesiva caracterización específicamente espaola y ubicándose a la vez como continuador de la renovación narrativa de los aos 60 (Juan Benet, Luis Martín Santos, Juan Marsé o Juan Goytisolo) y como uno de los más seguros valores de su generación, junto a autores como José María Vaz de Soto, José María Guelbenzu, Manuel Vázquez Montalbán, Javier Marías, Francisco Umbral o Lourdes Ortiz .


Por el contrario, su segunda novela, El misterio de la cripta embrujada (1979), representó una forma de intensificación experimental más divertida. Situada en época contemporánea, el autor maximizó la parodia de la novela negra hasta convertirla en una farsa. El laberinto de las aceitunas (1982) conservaba una ambientación similar, siendo la tercera variante de un peculiar género detectivesco que derrama su humorismo y su particular desencanto en la exasperada imitación de rigurosas investigaciones aplicadas a enigmas risibles. Ambas son historias de crímenes y misterio que comparten como protagonista a un demencial detective y esconden bajo su argumento un componente de crítica social.

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